La Depresión no es más que un mecanismo de supervivencia que se activa cuando la persona cree que ella misma o un ser querido está en peligro.
Su objetivo es erradicar ese peligro para salvar la vida.
Se basa en centrarnos la mente en ese peligro para que solo pensemos en el y así busquemos una solución lo antes posible mediante la razón, haciendo uso de la parte consciente de la mente.
Para conseguir centrarnos en el peligro, este mecanismo anula cualquier otro pensamiento, evitando así que podamos distraernos con otras cosas. Esto provoca que se pierda el interés por todo lo demás.
Y para forzarnos a buscar la solución nos causa malestar, de igual manera que el dolor físico también nos fuerza a evitar los peligros. Por ejemplo, evitamos tocar el fuego porque nos duele si nos quemamos.
La acción de la Depresión es temporal. Su efecto durará hasta que cese la amenaza, momento en el cual remitirá.
Por todo lo explicado, la persona siente que no tiene ganas de nada excepto de encontrar una solución a su situación. Su mente no para de pensar en el problema que tiene que solucionar.
El problema puede ser cualquier cosa que estimemos que nos perjudica a nosotros o a un ser querido. Por ejemplo: falta de recursos económicos, una enfermedad, problemas de relaciones con otras personas, limitaciones de cualquier tipo, etc.
La Depresión va acompañada de ansiedad porque nuestro Inconsciente Propio canaliza altas dosis de energías dirigidas a contrarrestar la amenaza del peligro en cuestión. Por ejemplo, si se debe a una falta de recursos económicos se canalizará gran cantidad de energía hacia la zona de la cadera y piernas para preparar nuestro desplazamiento en busca de recursos.
En definitiva, la Depresión es un mecanismo normal y necesario para afrontar la vida con sus adversidades, permitiéndonos superar los obstáculos y adaptarnos al entorno y a las circunstancias de cada momento.
La complicación surge cuando la Depresión se cronifica por no encontrar una solución a eso que nos amenaza. En ese caso, el desgaste psicológico y físico continuado pueden causarnos problemas adicionales, tanto de salud como de cualquier otro tipo, incluso en las relaciones con personas cercanas como son familiares y amigos.
No se puede escapar de la Depresión, la única opción es encontrar una solución para el peligro que nos acecha.
En nuestra sociedad, la mayoría de las veces el peligro es irreal o lo estamos exagerando. En ese caso debemos tratar de comprenderlo y aceptar como algo normal lo que vemos como una amenaza. Otras veces se trata de traumas sufridos hace mucho tiempo. En este último caso el peligro ya no existe, por lo que deberíamos dejar de tenerlo en cuenta en la actualidad. Si seguimos creyendo que el peligro aún está presente la Depresión continuará.